Para lograr una jornada laboral con mayor equilibrio de cargas y efectividad, empieza tu día con una agenda ordenada dónde sepas priorizar entre lo urgente y lo importante. Revisa entre tus actividades a realizar, cuáles requieren una atención inmediata y son muy relevantes, para que puedas darles prioridad; cuáles son aquellas que, aunque son importantes, no las tienes que realizar de inmediato, en este caso tú escoges el momento para desarrollarlas.
Hay otras acciones que requieren prontitud, pero no tienen tanta trascendencia: delégalas si puedes; finalmente, están aquellas actividades en las que ocupamos tiempo valioso, pero no tienen mayor importancia y ninguna urgencia, reconsidera continuar haciéndolas y si es posible elimínalas de tu lista.
Si logras organizar un esquema de priorización, tu rendimiento será más alto, disminuirá tu ansiedad y hallarás un efecto positivo en el equipo de trabajo y en tu vida personal.
Es importante reconocer que los tiempos de respuesta a tus solicitudes pueden variar cuando requieres apoyo de otros, así como también varía el esquema de priorización de cada compañero: hay tiempo para todo, reconoce los horarios que son adecuados para solicitar respuesta a tus requerimientos, evita llamadas y envío de correos que necesitan gestión en horas que no son los adecuadas para el desarrollo de la jornada laboral, así lograrás orden en tus acciones y aumentará tu empatía por el otro.
Elige una de las siguientes opciones y reflexiona sobre tu respuesta:
1. Estoy gestionando adecuadamente mi tiempo
2. Inicio muchas actividades y se me dificulta culminarlas
3. Sacrifico mi tiempo libre en aspectos laborales
4. Mi nivel de procrastinación podría estar representando un detrimento a mi Centro.
¡Todos los días podemos mejorar!