“Recuerdo que aún mis ojos podían
ver cuando tenía 5 años de edad; corría por todas partes, jugaba todo el tiempo
con mis amiguitos y vivía feliz”. Esto dice Marlon a sus 25 años.
Marlon nació con algo de
ceguera pero fue descubierta a los cuatro años de edad, él empezó a ver borroso
y esto aumentaba rápidamente; lo llevaron a consulta y el diagnóstico fue
retinitis pigmentosa e inmediatamente le recetaron lentes.
Así empezó Marlon una vida
dura, pues cada día era más severa la enfermedad, lo cual le causó múltiples
complejos y tristezas a este joven que esperaba que en cualquier momento todo volviera
a la normalidad.
A la edad de 15 años Marlon
perdió la vista totalmente, ese día cambió su vida para siempre. Vivía con sus
padres y sus tres hermanos, quienes han sido el pilar fundamental en momentos
tan difíciles. “Me dio muy duro, lloré, lloré y lloraba cada día más, pero mi
familia me ha fortalecido mucho y me apoyan todo el tiempo”.
Dice Marlon que la
enfermedad no tiene cura, sus padres al
principio buscaron por todas partes un doctor que lo pudiera aliviar, pero
nunca lo encontraron.
Actualmente Marlon estudia
una Tecnología en Formulación de Proyectos en el SENA, Centro Tecnológico del
Mobiliario, dice que ahora se siente bien, pues aprendió a vivir con la
discapacidad, ahora tiene una vida normal, tiene como proyecto estudiar Comunicación
Social y expresa que no le interesa buscar más contactos con los médicos.
Expresa que se siente feliz
de esta en esta Institución tan bonita
que lo acoge, agradece a sus compañeros por todo el apoyo brindado en su
proceso de formación.